La Estrella que Quería Brillar de Día
Había una vez, en el cielo nocturno, una pequeña estrella llamada Lila. Todas las noches, Lila iluminaba el cielo con su luz, pero se sentía sola. Miraba hacia abajo y veía a los niños, las flores y las mariposas dormidas, y deseaba poder verlos mientras jugaban y reían bajo la luz del sol.
Una noche, Lila suspiró tan fuerte que despertó a la Luna. "¿Por qué suspiras, pequeña estrella?", le preguntó la Luna con voz suave.
—Quiero brillar de día —respondió Lila con un destello triste—. Quiero ver el mundo lleno de color y vida.
La Luna sonrió con ternura. "Pero, Lila, si brillaras de día, perderías tu luz. Las estrellas no se ven bajo el sol".
Lila se quedó en silencio, pero su deseo seguía allí. Decidida a intentarlo, Lila pidió ayuda a sus amigas estrellas. Esa noche, todas juntas, se unieron en un destello tan brillante que despertaron al Sol.
El Sol, curioso por esa luz en medio de la noche, bajó al encuentro de Lila y le preguntó por qué quería brillar de día.
—Es que quiero ver las cosas hermosas que tú ves —dijo Lila con ilusión.
El Sol, conmovido, le hizo una promesa: "A partir de hoy, cada vez que amanezca, mi luz reflejará en gotas de rocío, en las alas de las mariposas y en los pétalos de las flores. Así, verás el mundo a través de los destellos de mi luz".
Desde entonces, Lila cada mañana ve su propio reflejo en cada rocío y en cada rayo de sol. No brilla de día, pero su luz permanece, recordándole que es parte de la belleza que tanto anhelaba ver.
Y así, Lila aprendió que cada estrella tiene su lugar especial para brillar.
By: Edgardo Delgado



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