🐇✨ Timo, el Conejo que No Sabía Saltar ✨🐇
(Cuento infantil para edades de 4 a 7 años)
En lo profundo del bosque de Almendrolandia 🌳🌸, vivía un conejito blanco de orejas largas llamado Timo 🐰. Aunque era muy simpático y le encantaban las zanahorias 🥕, había algo que lo hacía sentir triste: no sabía saltar.
Mientras todos los demás conejos brincaban felices por los campos 🌿💨, Timo solo caminaba despacito, con sus patitas cortas y un poco torpes 🐾.
—“¡Vamos Timo, inténtalo!” —le decían sus amigos.
Pero cada vez que lo intentaba… ¡pum! caía de pancita. 🤕
Los demás conejos comenzaron a reírse 😞.
—“Un conejo que no salta no es un conejo de verdad…” —decían algunos sin pensar.
Timo se fue a su madriguera cabizbajo 🏡💔. Esa noche, miró la luna y deseó en silencio:
—“Ojalá pudiera encontrar algo en lo que sí sea bueno.” 🌙💭
Al día siguiente, se anunció una gran carrera del bosque 🏁🍃. Todos debían atravesar un campo lleno de obstáculos… y nadie creía que Timo participaría.
Pero él se inscribió igual, con el corazón temblando de nervios 💓.
—“No puedo saltar, pero puedo intentarlo a mi modo” —pensó, decidido.
Comenzó la carrera. Los demás salieron brincando como rayos ⚡, pero cuando llegaron al barranco, se quedaron atrapados 😲. Era muy ancho, incluso para los más grandes.
Timo llegó caminando, y en lugar de saltar, buscó un tronco caído y lo empujó con todas sus fuerzas 💪🌲.
¡Lo usó como puente! Y así, cruzó el barranco y ayudó a que los demás también lo hicieran 🛤️🐇🐇.
Cuando cruzó la meta, todo el bosque aplaudió.
—“¡Timo, el conejito ingenioso!” —gritaron. 🥳👏
Desde ese día, Timo ya no se sintió menos por no saber saltar.
Porque aprendió que ser diferente no es un error… es una oportunidad para brillar a tu manera. 💖✨
🌱🐾 Mensaje Final:
"No todos los caminos se saltan... algunos se cruzan con valentía, ingenio y corazón. Enseñemos a los niños que no tienen que ser como los demás para ser increíbles. Cada uno tiene un talento especial, y merece brillar por lo que es."
👨👩👧👦 Y padres, recordemos que la confianza se construye no en lo que logran nuestros hijos, sino en cuánto los acompañamos a descubrir su propia luz. 🌟
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